miércoles, 27 de marzo de 2013

Preocupación por la explotación de yacimientos de hidrocarburos no convencionales

El diputado Antonio Riestra presentó un proyecto de resolución para que la empresa YPF explique sus planes respecto a la explotación de yacimientos de hidrocarburos no convencionales. El legislador advierte que la utilización del método de fractura hidráulica degrada el suelo, el aire, y el agua, generando irreparables daños a los ecosistemas y las poblaciones.

El proyecto busca conocer: áreas en las que se están realizando tareas o actividades de exploración; áreas hidrocarburíferas localizadas/proyectadas en las que se utilizaría la técnica de fractura hidráulica (fracking); fuentes de provisión de agua que dispondrían dichas perforaciones y fracturas hidráulicas; y cantidad de pozos o perforaciones por área y fecha programada de inicio de actividades de explotación.

Además, Riestra pregunta si en algún caso las actividades relativas a la exploración o explotación de hidorcarburos se desarrollará en territorios ocupados por comunidades indígenas y que evaluación se realizó sobre posibles conflictos con las poblaciones locales o con el desarrollo de actividades productivas de las comunidades cercanas.

Por último, el legislador pregunta, si los planes o proyectos que pretende impulsar la empresa YPF han sido objeto de consulta y/o evaluación por parte de Organismos tales como COFEMA, Subsecretaría de Recursos Hídricos, Secretaría de Ambiente y Desarrollo Sustentable de la Nación u otros.

Fractura hidráulica o fracking

La crisis energética actual, ha desatado una disputa grave por la explotación predatoria del suelo y subsuelo de los argentinos. Nuestro país, por primera vez en su historia hidrocarburífera, extrae más petróleo que el que descubre y menos de lo que necesitamos.

La privatización en manos de Repsol, sin controles ni límites, condujo a la explotación exacerbada de los pozos detectados durante años por nuestra YPF, sin invertir en exploración.

Fue así como creció la exportación, desabasteciendo el mercado interno; el agro y parcialmente la industria (y la minería), incrementaron la presión sobre los combustibles fósiles; lo mismo que el aumento desmesurado del parque automotor y el desmantelamiento de los ferrocarriles. Se desatendió la producción de energías alternativas (eólica, solar, etc.) que tiene posibilidades probadas y proyectos de industriales nacionales sin desarrollar.

Por Decreto 1277/12 del 25/7 se aprobó la reglamentación de la Ley Nº 26.741 de Soberanía Hidrocarburífera de la República Argentina, fijando como objetivos estratégicos asegurar y promover inversiones dirigidas a la exploración y explotación de recursos convencionales y no convencionales.

La extracción e industrialización de hidrocarburos convencional y tradicional, ya es una actividad contaminante, cuyos impactos sociales, ecológicos y económicos se registran a lo largo y ancho del país.

En particular, la explotación de yacimientos no convencionales por medio de la tecnología conocida como fractura hidráulica, es aún peor, consume un volumen extraordinario de agua, energía y químicos, degrada el suelo, el aire, y el agua, generando irreparables daños a los ecosistemas y las poblaciones.

Nos preocupa que se esté impulsando una actividad que produce gravísimos impactos ambientales comprobados en países como EE.UU e Inglaterra. Las técnicas mencionadas ha sido prohibidas en países como Francia y Bulgaria, incluyendo moratorias en algunos estados de EE.UU., Sudáfrica, Suiza, Canadá, Australia, Nueva Zelanda y otros. Existen ya estudios científicos que ponen de manifiesto la contaminación y los graves impactos ambientales producidos: Tyndall Center del Reino Unido, Universidad de Cornell y la National Ground Water Association de EE.UU. y el Parlamento Europeo.

Creemos que una mayor participación estatal en la actividad debe asegurar el cumplimiento de la Constitución Nacional, garantizando los derechos de los pobladores a un ambiente sano y de los pueblos originarios sobre los territorios que tradicionalmente ocupan, derechos que las empresas transnacionales del sector vienen vulnerando y desconociendo en nuestro país.

Los requerimientos a los operadoras no tendrían que limitarse a aspectos productivos y financieros sino también al apego a la normativa ambiental específica. Entendemos que debemos cuidar celosamente nuestra naturaleza toda, apoyar tecnologías de transición que nos permitan superar la dependencia de los hidrocarburos.

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